“Desde pequeña siempre he querido dedicarme al teatro y en en Pola de Allande hacía teatro con mis amigas en la casa de al lado de la Iglesia y luego pasábamos la gorra” cuenta entre risas Lucía Vilanova. A sus 50 años recién cumplidos el viento sopla a favor de esta actriz y dramaturga que se declara allandesa de corazón a pesar de residir en Madrid. El Centro Dramático Nacional (CDN) ha seleccionado su última obra, Münchhausen como una de las veinte elegidas por el Centro para esta temporada y que se estrenará el 11 de noviembre dentro de la que será la última temporada de Gerardo Vera como director del ente artístico.


Vilanova no duda al decir que el paso de actriz a dramaturga es un proceso natural e incluso matiza algunos detalles,”es una mezcla normal, hay muchos dramaturgos que empezaron siendo actores, por ejemplo y salvando las distancias, Lope de Vega, Shakespeare o Moliere, fueron antes actores y es una forma de introducirte en el teatro”. Pero no sólo eso, desde que se licenciase en la Escuela de Arte Dramático de Madrid allá por 2006 sabe que cada paso sobre las tablas debe ser firme, una actriz no duda y resultar auténtica y para eso el dramaturgo debe ser muy escrupuloso: “ le debo mucho al tiempo que estuve de actriz me hace ver cómo tengo que escribir y siempre pienso desde el punto de vista de una persona que ha estado allí ”

“Viví en la Pola hasta los tres años y luego me fui  a Oviedo, ahora vivo en Madrid, pero todos los veranos me los paso aquí y el máximo tiempo que puedo porque siento que es el lugar del mundo donde más a gusto estoy”, declara la dramaturga emocionada.

Indagando en su pasión hacia la interpretación ella retorna a su pasado, y recuerda cada detalle y cada escollo en el camino: “me fui a Madrid con 18 años para hacer tres años de periodismo, con la excusa de que en Oviedo no lo había, y luego lo dejé por el teatro pero no lo vi consolidado hasta que me contrató una compañía profesional, la obra era “La Venganza de Don Mendo”.Todo un bautizo y una prueba de fuego a la vez, ya que por aquel entonces su director fue Gustavo Pérez Puig, dos veces Premio Nacional de Teatro  y Medalla de oro al Mérito en las Bellas Artes en el año 2001. Sin embargo ella no pierde la humildad, “el mío era un papel muy pequeñito pero con actores importantes como Rafael Aparicio y en el Teatro Calderón y luego, por primera vez para mí, nos fuimos de gira por toda España”

 Ha tocado todos los palos, desde la televisión al cine, pero afirma que “ha sido muy poquito”, y aunque sólo ha rodado una película, se trata de material puramente asturiano y rodado en Avilés: “un filme que se llamaba El Vivo Retrato en 1986 y con el director avilesino Mario Menéndez” .Un largometraje que se estrenó en el teatro Campoamor y en la cual afirma que, “hacía un papel pequeñísimo de monja”. "Ahora mi obra Torvaldo El Furioso está de gira, anda por Galicia y me encantaría que viniera a Asturias”. Su experiencia televisiva es escasa, “he hecho poca tele con algún papelillo en series como en  Compañeros" y todo porque "el teatro tiene una energía que es un poco reflejo, si el público está bien tú estás bien , eso es muy bonito y es el contacto".
Frente a la supuesta crisis que vive el cine, las tablas florecen como nunca, “en Madrid se han abierto muchos teatros, recuerdo mis inicios y notabas que muchas veces hacías la función con diez personas y en los últimos años ves cantidad de funciones en las que no hay localidades, quizá la gente tiene ansia de ver como es en vivo”, comenta mientras se atusa el pelo. Este éxito proviene de muchos logros, uno de ellos la proyección internacional de la dramaturgia española, “Juan Antonio Mayorga, que fue profesor mío en la Real Escuela Superior de Arte Dramático de Madrid, está estrenando en el extranjero.Al preguntar por Asturias ella responde rápido, entre otras cosas porque la vena artística se comparte en la familia, “mi marido es actor y ha trabajado últimamente en el Palacio de Valdés y la obra estaba llena, además hace poco Charo López presentó en Avilés “Carcajada Salvaje” y también estaba sin localidades. Asturias es una comunidad bastante cultural"


Pero el arte no sólo endulza los sentidos,debe tener un porqué que le de sentido al artificio y así es como lo ve Vilanova: “en general el mundo del arte siempre es el primer indignado y  la mayoría de los actores estamos bastante de acuerdo con estos movimientos que están ocurriendo porque el mundo del arte siempre es un poco anticapitalista. Como dramaturga  mi obligación es reflejar las situaciones y denunciarlas, Gerardo Vera lo dijo en esta temporada del CDN, que son obras muy críticas"
Si como actriz admira a Blanca Portillo, “es de lo mejor que tenemos en este país y como gestora del Festival de Mérida está con ella Chusa Martín, que ha trabajado con mi marido y me parece muy buena profesional”; como directores se deshace en halagos hacía los de sus obras:  “Lino Ferreira está haciendo El Torvaldo Furioso, ha hecho un trabajo muy bueno y con muy pocos medios y por su parte Salva Bolta va a dirigir Münchhaussen, que está  con los preliminares pero parece que va a hacer un trabajo muy bonito, porque tiene una cultura amplísima de teatro en general”. Y es hablando de Münchhausen cuando se le ilumina la mirada: “es una cosa increíble que escoja tu obra un comité de lectura del CDN y sé  que pase lo que pase, sólo esto ya me parece maravilloso, ha sido todo muy rápido y muy distinto porque mi otra obra, El Torvaldo, se hizo con el mínimo dinero y esto va a ser una gran producción, son dos obras muy distintas. Aunque muchas veces no hace falta dinero sino talento, ganas y creatividad”. Quizá éstas tres claves sean la puerta al éxito, al menos para ella sí y por eso conoce al dedillo cada novedad de su obra. “Ya sé algunos de los actores, Carmen Conesa será la madre y Teresa Lozano la abuela, el niño es Samuel Viyuela, el hijo de Pepe Viyuela y también sale David Castillo uno de los protagonistas de la serie Aida”, cuenta la dramaturga. 
No se puede predecir el futuro pero Vilanova se conforma con manejar el presente. “Todas mis obras son un poco como mis hijos, y alguna vez escribes algunas que se quedan en el cajón pero las querré igual o más aunque no lleguen a montarse”, afirma  mientras observa la villa bajo su hórreo y toma aire para decir que, “yo a Pola vendré siempre, me parece el pueblo más bonito del mundo, no de Asturias sino del mundo”

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